El 2 de diciembre de 1945,
mientras los escolares desfilábamos en celebración de “El Día de la Patria”, el matrimonio de
los merideños Rosa Rujano y Jóvito Castillo celebraba el nacimiento de su
tercer hijo, a quien dieron por nombre Wilfrido Wilkirio. Nació en la casita
que ocupaban en la calle Bermúdez. En Maturín
habían nacido Freddy – hoy medico traumatólogo, residenciado en Mérida-,
y Harley, constructor y comerciante, graduado en México. También aquí en este
San Juan de los Morros de nuestra irrenunciable querencia, nació Neiba,
ingeniera.
Wilfrido fue llamado desde niño
Wilcho. Así se quedo entre amigos, que muchos tuvo, este hombre que rindió culto
a la familiaridad y a la amistad.
Wilcho estudio en el Liceo Roscio,
uno de sus grandes orgullos. Egresó de la Universidad de los Andes con el título de arquitecto y en
Inglaterra estudio Planeamiento y Desarrollo Regional. Fue amante del coleo,
ocupo cargo directivo en Liga y Asociación
y compartimos responsabilidades en organización de Campeonatos
Nacionales que tuvieron como sede a la capital del Guárico.
Con ese ser excepcional compartimos pasión por los libros. Nos
obsequio varios, con fraternal dedicatoria. Compartimos también viajes a Mérida
y momentos irrepetibles con nuestro común amigo Don Alexis Montilla, genio
creador de “Los Aleros”, “La Venezuela de Antier” y “ La Montaña de los
Sueños”. Tuvo estrecha amistad con el escultor y profesor de la ULA Manuel de
la Fuente, y con el poeta guariqueño Ángel Eduardo Acevedo.
Wilcho amo entrañablemente a San
Juan de los Morros- soñaba una gran obra para el turismo, y y tuvo la feliz
oportunidad de recibir el encargo del gobernador Eduardo Manuitt, para diseñar
y ejecutar La” Villa Olímpica”, construida en tiempo record para cumplir el
compromiso de los ” Juegos Llanos 2007”, obra lamentablemente en inexcusables
condiciones por la indolencia muy propia de quienes ejercen cargos sin el menor sentido de pertenencia, sin apego, sin
afecto, sin raigambre por la ciudad ni por el estado. Muchas instalaciones
quedaron inconclusas y ningún
administrador ha tomado la
iniciativa de concluirlas. La piscina lleva varios años destruida y, la
vigilancia nocturna no existe. Una lástima. Una vergüenza. Los locales del área
rental de la Manga de Coleo son una y
otra vez victimas del hampa incluido el Banco de Venezuela allí instalado.
Wilcho fue un gran conversador.
Hablaba y escuchaba. Muy reflexivo. Muy corticales sus actos. De su mano fuimos muchas veces
a los encuentros y reuniones del
Colegio de Arquitectos, aprendimos de todos ellos y alzábamos nuestra copa con
sus copas. Irrepetible.
Dos hijos tuvo Wilcho de su matrimonio con Carlota: Fernando
Alonso, egresado de la Universidad Simón Bolívar en ingeniería, culminada su maestría,
en curso el doctorado, Y Andrés Felipe, medico, cirujano, residenciado en Nueva
York, con licencia para ejercer en los
Estados Unidos. Brillantes como el padre, como todos los Castillo- Rujano.
Wilcho se nos fue de infarto
fulminante el 7 de junio del 2014. Nos dejo la Villa Olímpica, el Plan Rector-
Pedul- de desarrollo local de su ciudad natal, en el cual nos dio una vez más
la generosa oportunidad de participar con nuestras opiniones.
Y nos dejo el buen recuerdo
del gran amigo, cuyo rostro sonriente a veces vemos sobre el Pariapán,
desde la puerta de nuestro rancho, donde tantas veces compartimos con Ali
Almeida, Pablo Castro, Manuel Sarmiento y otros muy contados amigos.
Para nosotros Wilcho vive. En sus
hijos, en sus obras y en nuestro recuerdo.
FOTO 1: Vista aérea de la Villa Olímpica
FOTO 2: Wilcho con Alexis Montilla
FOTO 3: Wilcho
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