domingo, 7 de mayo de 2017

WILCHO CASTILLO VIVE EN EL RECUERDO

El 2 de diciembre de 1945, mientras los escolares desfilábamos en celebración  de “El Día de la Patria”, el matrimonio de los merideños Rosa Rujano y Jóvito Castillo celebraba el nacimiento de su tercer hijo, a quien dieron por nombre Wilfrido Wilkirio. Nació en la casita que ocupaban en la calle Bermúdez. En Maturín  habían nacido Freddy – hoy medico traumatólogo, residenciado en Mérida-, y Harley, constructor y comerciante, graduado en México. También aquí en este San Juan de los Morros de nuestra irrenunciable querencia, nació Neiba, ingeniera.
Wilfrido fue llamado desde niño Wilcho. Así se quedo entre amigos, que muchos tuvo, este hombre que rindió culto a la familiaridad y a la amistad.
Wilcho estudio en el Liceo Roscio, uno de sus grandes orgullos. Egresó de la Universidad  de los Andes con el título de arquitecto y en Inglaterra estudio Planeamiento y Desarrollo Regional. Fue amante del coleo, ocupo cargo directivo en Liga y Asociación   y compartimos responsabilidades en organización de Campeonatos Nacionales que tuvieron como sede a la capital del Guárico.
Con ese ser excepcional  compartimos pasión por los libros. Nos obsequio varios, con fraternal dedicatoria. Compartimos también viajes a Mérida y momentos irrepetibles con nuestro común amigo Don Alexis Montilla, genio creador de “Los Aleros”, “La Venezuela de Antier” y “ La Montaña de los Sueños”. Tuvo estrecha amistad con el escultor y profesor de la ULA Manuel de la Fuente, y con el poeta guariqueño Ángel Eduardo Acevedo.
Wilcho amo entrañablemente a San Juan de los Morros- soñaba una gran obra para el turismo, y y tuvo la feliz oportunidad de recibir el encargo del gobernador Eduardo Manuitt, para diseñar y ejecutar La” Villa Olímpica”, construida en tiempo record para cumplir el compromiso de los ” Juegos Llanos 2007”, obra lamentablemente en inexcusables condiciones por la indolencia muy propia de quienes  ejercen cargos sin el menor  sentido de pertenencia, sin apego, sin afecto, sin raigambre por la ciudad ni por el estado. Muchas instalaciones quedaron inconclusas y ningún  administrador  ha tomado la iniciativa de concluirlas. La piscina lleva varios años destruida y, la vigilancia nocturna no existe. Una lástima. Una vergüenza. Los locales del área rental  de la Manga de Coleo son una y otra vez victimas del hampa incluido el Banco de Venezuela allí instalado.
Wilcho fue un gran conversador. Hablaba y escuchaba. Muy reflexivo. Muy corticales sus  actos. De su mano fuimos  muchas veces  a los encuentros y reuniones  del Colegio de Arquitectos, aprendimos de todos ellos y alzábamos nuestra copa con sus copas. Irrepetible.
Dos hijos tuvo Wilcho  de su matrimonio con Carlota: Fernando Alonso, egresado de la Universidad Simón Bolívar en ingeniería, culminada su maestría, en curso el doctorado, Y Andrés Felipe, medico, cirujano, residenciado en Nueva York, con  licencia para ejercer en los Estados Unidos. Brillantes como el padre, como todos los Castillo- Rujano.
Wilcho se nos fue de infarto fulminante el 7 de junio del 2014. Nos dejo la Villa Olímpica, el Plan Rector- Pedul- de desarrollo local de su ciudad natal, en el cual nos dio una vez más la generosa oportunidad de participar con nuestras opiniones.
Y nos dejo el buen  recuerdo  del gran amigo, cuyo rostro sonriente a veces vemos sobre el Pariapán, desde la puerta de nuestro rancho, donde tantas veces compartimos con Ali Almeida, Pablo Castro, Manuel Sarmiento y otros muy contados amigos.

Para nosotros Wilcho vive. En sus hijos, en sus obras y en nuestro recuerdo.

FOTO 1: Vista aérea de la Villa Olímpica
FOTO 2: Wilcho con Alexis Montilla
FOTO 3: Wilcho  





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