jueves, 11 de mayo de 2017

ALÍ, SIMPLEMENTE ALÍ…



¿Qué se puede añadir sobre este personaje magnífico, a  lo que uno ya ha dicho durante más de cuarenta años?
Alí Almeida es tal vez el último Sanjuanero nacido, criado y quedado aquí para siempre, de los que aman a su Valle y le cantan, le escriben y cuentan sobre un ayer de vida bucólica, de expresiones románticas, de sueños y ensueños.
Mucho hemos hablado sobre este Hombre a quien amamos como a un padre, tratamos como al mejor amigo y con quien hemos compartido ideas y tragos. Hemos sido protagonistas de historias dentro de la Historia de la Comarca de los Morros, hemos compartido el dolor de la quema de nuestros cerros y la alegría de todo cuanto avance o progreso ha llegado.
Alí Almeida es un emblema del pueblo y de la ciudad. Nacido en 1927, forma parte de la generación que se formó en la Escuela ARANDA, dirigida por el Profesor Antonio Miguel Martínez, presente siempre en el recuerdo del poeta Almeida. El Liceo Juan Germán Roscio lo tuvo entre sus mejores alumnos junto a Mercedes Quero, Juan Ubaldino Zerpa, Guillermo Veitía y Carlos Sócrates Tovar, entre otros. No es posible referirse al movimiento cultural de los años cuarenta, sin mencionar el nombre de un joven introvertido que escribía poemas de amor, redactaba periódicos ocasionales, animaba programas y transmitía informaciones a través de un equipo de sonido en el Centro Cultural PRO-PATRIA.
Un hombre de espléndida sencillez, de vida familiar, incondicional con sus amigos, amante del cine de todos los tiempos, pionero del periodismo moderno que se abrió paso entre lo meramente político y literario, para darle a la noticia su justo valor y lugar. Almeida es un fino poeta cuya obra está dispersa en periódicos de ayer, un honesto periodista que rinde culto a la verdad y que ejerce todavía a los setenta y siete años, con la frescura y el vigor de hace medio siglo.
De esa fuente hemos bebido durante los últimos treinta y cinco años. Tenerlo como Maestro de dignidad es un honor,  un privilegio y un placer inmenso. Almeida es un hombre respetable y respetado, porque en su ejercicio profesional ha sabido decir verdades, denunciar problemas y plantear situaciones, sin ofender, con el respeto que Instituciones y personas merecen. Cree en el honor y lo asocia a la virtud. Sindéresis, Síntesis y Sintaxis magistralmente manejadas en cada expresión hablada o escrita, constituyen la mágica fórmula para haber triunfado como orfebre de la palabra.
Cerca de tres décadas llevábamos pidiéndole parte de su creación poética y cuentística, poco conocidas por las nuevas generaciones. Ni forma ni manera. Almeida es reacio a todo cuanto signifique promoción o publicidad. Concibe la creación simplemente como una expresión del espíritu y nada le importa el valor estético que pueda tener su obra, realizada sin fines literarios.
Alí Almeida es una Institución. Su elevado concepto de la amistad, del trabajo y de la familia lo hacen una RARA AVIS. Desprendido de lo material, constante en su posición de lucha por la conservación del ambiente, el rescate de las tradiciones, curtido en lides de planteamiento serio de los problemas locales, nacionales o internacionales sin ser desmentido en sus apreciaciones. Escribir ha sido parte de su vida. Escribir lo importante y lo trascendente de aquí, de allá y de más allá. Todo con un gran sentido pedagógico, sin altisonancias ni desentonos, con la palabra como Instrumento de exquisito concierto, como herramienta para fábrica de ideas y como única arma para combatir a la mentira.
Luego de muchos años, hacemos cristalizar al fin nuestro empeño por ofrecer una muestra de la obra literaria del hijo del Morro. Son tres cuentos en los cuales realismo, realismo fantástico y realismo mágico se toman de la mano para plantear la vida propia, la de los amigos y la de un personaje nacido de su inventiva. A nuestro entender, esos cuentos, los trece poemas, la canción a Isaías Flores y los pensamientos que ofrecemos, tienen un altísimo valor que debe ser conocido por las generaciones presentes. Incluimos una valiosa opinión del escritor Pedro Sivira Reyes, entrañable amigo de Almeida, sobre el poema “GLOSA A PLATERO Y JUAN RAMÓN”, una entrevista realizada por los alumnos Auroney Sotomayor y Jhonathan Torres, integrantes del Club de Periodismo del Liceo Juan Germán Roscio, que se honra con el nombre de “ALÍ ALMEIDA”, bien llamado LA HISTORIA VIVA DEL PERIODISMO GUARIQUEÑO.
Hay otras facetas de la vida del poeta, que no se incluyen en el presente trabajo. Almeida es crítico de cine y como tal fue co-fundador de la Asociación Venezolana que a mediados de los cincuenta se fundó en Caracas. Es caricaturista, fundó y dirigió EL MORRO, quincenario que circuló en San Juan entre marzo de 1958 y junio del 60. Fue funcionario del Instituto Nacional de Obras Sanitarias hasta su jubilación, integró el equipo de redactores de EL GUARIQUEÑO a mediodía de los cincuenta y de CAMPO DEPORTIVO, a finales de los sesenta. Mantiene una columna de opinión en EL NACIONALISTA, titulada DESDE EL AEROPUERTO, desde hace varios años y es quien ha llevado al día la historia de la aviación en la capital del Guárico.
Cada mañana, esa figura menuda se desplaza lenta desde su casa en la calle Mellado hasta el Restaurant de Bruno Zarramella, donde lee los periódicos locales y nacionales. Un ligero temblor mueve su mano,mas no su espíritu. Recuerda y nombra a Juan Pablo II y a Casius Clay, compañeros de enfermedad. Es un portento de Dignidad Humana cuya presencia celebramos una y otra vez.
SIMPLEMENTE ALÍ…



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