jueves, 20 de abril de 2017

"UN DESTINO EN CUATRO TIEMPOS" - ALI ALMEIDA

I
12 DE FEBRERO 1731
            En las feraces tierras bañadas por el Guárico abajo, vivíamos con tres indias descendientes de la línea de Apamates de las costas de Orituco. Eran mujeres trabajadoras, de pechos como caimitos y no mal parecidas. Se adaptaron a nuestra forma de vida y resultaron mejor de lo que pensábamos. Así Manuel Manrique, Argenis Ranuárez  y yo, unimos esfuerzos e intereses y nos instalamos en una vieja casona cerca de San Sebastián de los Reyes. Ese fue el fracaso. Porque llegó allí un maldito Alcalde español, Roz de Arretureta, maniático sexual de nefastos antecedentes quien no perdonaba a las indias en diez leguas a la redonda. Y se antojó de nuestras mujeres.
            Fue fácil. Nos acusó de irrespetar a la autoridad y fuimos metidos entre rejas. Esa misma noche violó a las tres indias.
            Un mes más tarde salíamos en libertad. Gloriosa libertad para esperar una luna clara.
            Sabíamos de los recorridos nocturnos de Roz. Llegó la buena noche y lo atrapamos. Le llevamos al Caramacate y en sus aguas le sumergimos la cabeza por unos diez minutos para que pudiese ver mejor las estrellas.
            En la plaza Principal nos alinearon. Rehusamos las vendas de los ojos. El protocolo. El gentío. Lectura del Acta. Los tambores, las cornetas. Eran las 7.30 de la mañana. Atención, apunten, disparen y bajo el cielo plomizo, un gris en las seis pupilas tornándose en eternidad y en el último destello de luz, la visión fugaz de los rostros de las tres indias violadas por el Alcalde.


II
12 DE FEBRERO DE 1831
            Dos meses antes había muerto el Libertador en Santa Marta con toda la amargura pegada a su alma. En las fiebres vesperales, los delirios reminiscentes de su gloria. Más allá, la mezquindad y el odio. En Caracas ya ni se le nombraba.
            Por esos días recorríamos los alrededores de Quito, Argenis, Manrique y yo. Dirigíamos un periódico clandestino. En ese pasquín que circulaba profusamente señalamos con nombre y apellido al autor intelectual del asesinato de Antonio José de Sucre. Ya habíamos publicado todos sus datos en torno a los que accionaron las armas,  pero la autoría intelectual seguía siendo un tema intocable. Por eso nosotros andábamos tras la huella de José María Obando, pero Obando furiosamente seguía nuestras pistas. Y dieron con nosotros el día 11 en Ambato. Nos sacaron a media noche y a 12 kilómetros al Norte, siete hombres, sin protocolo, sin fórmula de juicio, silenciosos, nos pasaron sendos tarros con ron puro. Al unísono como si estallara un brusco contacto de asociación mental, los tres vaciamos ese contenido en los rostros macilentos de los bolsas obsequiosos.
            Allí mismo fue la descarga. Argenis cayó primero, seguramente con un muy agudo dolor. Alcanzó a gritar… ¡Obando..! Después le tocó a Manrique quien se llevó las manos al estómago. Lanzó el mismo grito: Obando…! Por último sentí un impacto violento y el sabor salobre de la sangre en la boca. Me ahogaba, pero pude gritar Obando…!, antes de que todo desapareciera de mi mente.


III
12 DE FEBRERO DE 1931
            Para nosotros Eustoquio Gómez era mucho más cruel que el mismo primo, Juan Vicente. El Táchira se había estremecido de horror con ese animal que se solazaba al colgar a infelices en los ganchos del matadero de San Cristóbal.
            Ahora el Estado Lara temblaba de pánico ante la hiena. Con motivo del Año Santo, en Barquisimeto se celebraba un gran jubileo. Manrique,  Ranuárez y yo nos enfundamos en nuestros hábitos de Capuchinos. Era tantos los curas que nadie nos tomó por impostores. Al finalizar el Tedeum salimos tranquilos confundidos con la muchedumbre. Adelante, Eustoquio seguido de autos negros partió hacia la mansión de la Carrera 20. Hasta allá nos dirigimos también como tres ángeles celestiales. La adusta guardia pretoriana del psicópata se puso dura, al vernos. Hubo preguntas. Inquisición. De donde vienen en concreto. Deseamos una limosna por el amor de Dios, para el Convento de Nuestra Señora de las Angustias en Caracas. Ese error fue grave. Los sanguinarios también rezan, se arrodillan y son generosos con la Iglesia. Eso, para ellos y según ellos, les toca las fechorías. Se saben el mínimo nombre de Obispos y Sociedades religiosas. El asesino de Puente Hierro sabía que tal convento no existía y con el esbirro que le llevó el mensaje nos envió un billete de cien bolívares con la orden de que, al dar las espaldas, nos atraparan como a unos corderos.
            Así fue. El más temible de los Gómez sospechó lo de la trama capuchina. Fuimos desarmados y llevados a su presencia.
            -Hijos de puta…! Gritó secamente ahora sin ser curas recen lo que sepan… Y lanzó un gargajo en una escupidera de porcelana.
            De allí fuimos sacados a golpes y amarrados nos trasladó al viejo cuartel policial. Horas después rumbo a Cubiro.
            Supimos que el pueblo así se llamaba por las conversaciones de los verdugos. Era en realidad una hermosa aldea de tarjeta postal envuelta en neblina; en vez de un pueblo larense parecía más bien un recodo de los Andes. Allí en ese paraje indigno de ser dañado con esa mancha, nos hicieron los disparos. Los tres caímos en la tierra fresca dolida de estar bajo el mando de una bestia!


IV
12 DE FEBRERO DEL AÑO 2031
            Hacía ya largo tiempo -52 años- que los grandes monopolios del cemento habían arrasado con los Morros de San Sebastián. De ellos nada quedó. Todo se convirtió en desierto.
            Ahora los Morros de San Juan, que tras la lucha titánica de algunos hombres conscientes habían logrado sobrevivir a la dinamita, estaban en riguroso turno. Las grandes maquinarias para hacerlos añicos. La concesión lista y obtenida por los nietos de los petrófagos que se tragaron a los Morros de San Sebastián.
            Como un recurso utópico de emergencia, con la ayuda de Ranuárez y Manrique, iniciamos una sensacional campaña jamás lanzada en el país. 70 diarios teledirigidos, las 4 estaciones de TV de San Juan, se unieron a nosotros. Todavía quedaban en el mundo unos 7 conservacionistas que nos apoyaron incondicionalmente. Pero nada surtió efectos. El Morro sanjuanero comenzó a ser dinamitado con pilas atómicas miligrámicas. Era desastroso todo aquello. La expansión e industrialización así lo exigían e imponían. El Gobierno daba su respaldo. Nuestra campaña finalizó justo a la semana siguiente. Auto de detención Periodistas miserables. Instigadores. Traición a la Patria. Juicio. El trust del uranio y cemento se unieron. La acción fue sumaria. Sentencia del Tribunal: muerte!

            Fue en la plaza monumental de San Juan, circundada de un espectáculo de sonidos supra-stereos. Los autos espaciales llegaron por doquier. En medio de la plaza una gran consola modulaba todo aquel vibrante acto de masas. Una gran pared aluminizada para colocarnos cantaba los ritmos de moda. Era una fiesta excepcional. De pronto desde una caseta oculta se oyó la detonación compacta. Algo fue accionado a distancia. Las balas mercuriales dieron buen blanco en nuestros  cuerpos. Rígidos los cuerpos de los tres periodistas. Y se nos nubló la vista con la cara hacia el Morro. En el último segundo de vida, intentábamos ver el pedazo de joroba que apenas quedaba. Entonces, en medio de las sombras, vislumbramos aquella atrofia doliente de su ruina final!!.

ALFREDO ZAPATA: 83 AÑOS DE SU LUZ.












El pasado 11 de abril se cumplieron 83 años del nacimiento en San Juan de los Morros, de Alfredo Zapata Heredia, hijo de Doña Elena Heredia y de Don Juan Rafael Zapata.
Estudio en la Escuela Aranda. Jugó beisbol desde niño, fue gallero y coleador. Trabajó como vacunador del MAC y atendió gratuitamente cantidades de animales  como veterinario práctico.
Casó con la joven barbacoense Mercedes Carvallo. Procrearon dos hijos: Rosa Elena, educadora y Alfredo  José Gregorio, graduado en construcción civil, coleador como su padre, como su abuelo, su tío Rafael, su tío político Fabián Zerpa y como sus primos Marcos Páez, Fabián Antonio Zerpa y Rafael Antonio Zapata.
Alfredo Zapata fue hombre sencillo. Cordial, de muy buen humor, contador de cuentos, aficionado a la cacería y pertenece a la generación  de coleadores guariqueños que hicieron historia  en las mangas de Venezuela.
Alfredo sufrió varias pérdidas que le golpearon fuerte: su hermano menor, Rafael, gloria del coleo tradicional guariqueño, su compañero de escuela y de coleaderas y de gallos de pelea Miguelito Benítez y su hijo Alfredo, “El Negro”.
De nuestra fototeca hemos tomado varias graficas para este recuerdo, al amigo, compadre  y paciente  a quien cuidamos por encargo de nuestro padre Israel, cuando una  aparatosa caída coleando le causó una grave herida en una pierna.

Alfredo Zapata Heredia: ¡Irrepetible!

FOTO 1: Alfredo Y Mercedes

FOTO 2: José Antonio, Miguelito Benítez y Alfredo

FOTO 3: Alfredo y su sobrina Carmen Carlota

FOTO 4: Alfredo con Rosa Elena

FOTO 5: Con sus hermanas Carmen Helena -a la izquierda- y María Teresa -a la derecha- 

viernes, 14 de abril de 2017

ZULME AZUAJE







En San Juan de los Morros, nació, creció, soñó, estudió, trabajó, ensenó y murió, una mujer llamada  Zulme Azuaje Santaella, a quien tuvimos honor y honra de tener  muy cerca en el afecto matrio y patrio, en el amor por la educación y la pasión por su terruño, que hicimos nuestro. Este San Juan de sus amores, de mis amores, de nuestros amores.
Zulme nació el 20 de agosto de 1942 y cerró sus ojos en Maracay, el 11 de diciembre de 1983.
Tenía la piel de un blanco porcelana, los ojos verde-esmeralda de mirada radioscópica y tenía un entusiasmo para hacer cuanto hacia con alegría, decisión y seguridad. Buena estudiante en los términos clásicos evaluativos: puntualidad y aplicación. Destacó siempre y cultivó desde niña el valor  solidaridad, solidaridad humana y llevada a su acción social.
 Zulme estudio en la Escuela Normal de su pueblo natal, creada en 1954 con el nombre de 2 de Diciembre y en ella se graduó  en la tercera promoción, en 1961, cuando ese plantel tenía el nombre de” José Félix Ribas”. Compañeros de promoción de Zulme, hicieron como ella, historia buena  en la comarca: Gustavo y Eddy Ruiz, Oscarina León,  Grecia Ovalles, Margot Maucó, Roselino Gómez, Alicia Seijas, Gladys Rojas, Isbelia Castro,  Peggy Hernández, Gladys Rojas, Melania Siso, Rafaela Moya y Andrea Martínez.
Zulme fue maestra de aula, Directora de la Escuela Aranda cuando falleció-, ejerció cargo en el Distrito Escolar, todo con eficiencia, sentido de equipo y valoración del mérito que le permitieron ser  considerada y reconocida, como una genuina gerente de la educación.
Zulme fue bolivariana a carta cabal. Participó  en nuestro empeño que hizo suyo, para la fundación  de las Sociedades Bolivarianas  Estudiantiles y Escolares y como Coordinadora de actividades  bolivarianas en el Municipio Escolar de la Zona Educativa del Guárico, dio todo su fervoroso respaldo para la realización  de la I Asamblea Bolivariana Estudiantil, en el marco del Bicentenario del nacimiento del Libertador.
Muchas veces, cumplida nuestras jornadas de aula, nos íbamos  a un restaurant frente al cuartel Zaraza, ella con Mery de Artigas, su inseparable, y nosotros, para amena conversa, sobre el país, el estado, el pueblo y nuestras respectivas escuelas. Respiraba encanto, lucidez y recta intención.  El encanto mayor era   aquella sonrisa enigmática , la lucidez en aquellos argumentos de silogismo aristotélico, y la recta intención  cimentada en la buena  fe , techada  y cercada  con el buen- hacer , la más sencilla forma y manera de expresar la ética.
A la escuela del barrio Puerto Rico AC-22, le fue dado el nombre de Zulme Azuaje Santaella, mediante decreto del gobernador (E)  Miguel Aguilar, gobierno de 1984. Desde entonces, el nombre de esta colega y amiga nuestra, recibe homenaje permanente. Con uno de sus compañeros de escuela, graduado cuatro años después, Héctor Modesto de San José Rodríguez Castro, compartimos muchas veces en nuestro rancho sobre la vida de esa extraordinaria mujer. Este agosto, setenta y cinco de su nacimiento. Si llegamos, brindaremos con agua con sabor a mar, como hemos brindado en silencio, cada año, el día de su cumpleaños.
Y aunque esté sembrado su  cuerpo y nosotros siguiéndole el rumbo, le diremos:
¡Feliz Cumpleaños MAESTRA, así, en mayúsculas se lo diremos, desde ésta ventana que me permite beberme sorbo a sorbo con las pupilas al Pariapán, vista al frente, copa en alto y seguro, seguro escucharemos su voz, también en mayúsculas:

¡GRACIAS QUERIDO COLEGA,GRACIAS!

PARTIÓ RAFAEL TORTOLERO CRONISTA DEL GERIATRICO.






Rafael Augusto Tortolero era su nombre.
Vio la luz del mundo en Montalbán, Carabobo  el 5 de septiembre de 1927.
Prestó servicios  en el antiguo Ministerio de Obras Publicas, en el Departamento de Mecánica Pesada. Un accidente limitó su locomoción  y desde julio de 1985, por voluntad y decisión  propia ingresó  a la Unidad Geriátrica y Gerontológica  Dr. Francisco Lazo Martí de San Juan de los Morros, institución promovida por el comerciante Do José Castillo Toro, y hecha realidad gracias al empeño y tesón de un comité coordinado por Castillo e integrado por Don Ángel del Corral, Don Vicente Ramos y otras personalidades, con gran apoyo de la cámara de comercio presidida por el calaboceño Rogelio Pérez Hernández.
La institución en la cual vivió Tortolero 32 años, ha tenido varios nombres: Asilo, hogar Geriátrico, siempre con el   médico y poeta calaboceño Francisco Lazo Mart como epónimo..
Tortolero era el residente más antiguo en la institución. Destacó por su espíritu emprendedor, solidario y su sentido de pertenencia. Su pasión por la historia  lo llevó a ser Cronista  ad-honoren. Muchas veces compartimos  con ese caballero ejemplar, horas de conversa  sobre los más variados temas.
Fue un gran lector, con prodiga memoria. Jamas  le escuchamos queja alguna a pesar de su vida  anclado en una silla de ruedas. Le obsequiamos fotografías  que guardaba con celo, entre ellas, la inauguración del Geriátrico por el Gobernador Fernando Alvarado Guzmán en 1968.
Hace unos días fuimos a esa institución  a conversar con los residentes sobre el epónimo, Tortolero tomo la palabra, con su verbo fácil, pausado, respetuoso. Se refirió a nosotros, para nuestra intima satisfacción. Fue la última vez que lo vimos. Siempre ídem, sonrisa breve, mirada limpia, gesto cordial, sin amarguras en el alma, un ejemplo para tanta gente joven que se rinde, reniega, se entrega, dice, desdice y maldice.
Tortolero se fue de cuerpo, su recuerdo se quedó en quienes le conocimos en toda la entrega de su corazón bueno. Cuando se escriba completa la historia de vida Institucional, Rafael Augusto tendrá página escrita en letras de oro.

Ayer volví al geriátrico. Juan Germán Roscio fue el personaje escogido por ellos para nuestro encuentro. Una tristeza infinita invadió nuestra alma al no verlo, no escucharlo. Nos queda aquí, para siempre. Justo aquí.

martes, 11 de abril de 2017

CINCO PROPUESTAS PARA UNA UTOPÍA POSIBLE


            Evidentes son los múltiples esfuerzos que se realizan en el Estado Guárico en cuanto a investigación y divulgación de la historia regional y local. Cronistas oficiales y no oficiales hurgamos en el pasado remoto y cercano de nuestros pueblos y ciudades. Este encuentro que nos congrega, es valioso aporte en la tarea de búsqueda, interpretación y divulgación de los hechos trascendentes que permitan la comprensión del presente y la forja de un futuro que no encuentre lo bueno por ensayo y error.
Sin embargo, no se está dando la atención debida a importantes fuentes primarias ni en cuanto a su conservación ni en cuanto a su disponibilidad para los investigadores. La Universidad Rómulo Gallegos mantiene los estudios de historia a nivel de Post-grado y publica ediciones sobre historia regional, la más reciente de ellas, CALABOZO, Siglo XIX, del Doctor Adolfo Rodríguez. El Centro de Estudios del Llano a cargo de ese acucioso investigador trabaja en orígenes, usos, costumbres y tradiciones, personajes y mucho más, mientras se trabaja en la creación de una Escuela de Historia en Calabozo, el Archivo general del Estado Guárico reclama la digitalización de las Gacetas Oficiales, fuente de todos los actos administrativos del Gobierno.
La creación de un Museo de Historia Regional es antigua idea de muchos de nosotros. En 1975 la propusimos al Gobernador Pedro Pablo Cabrera. Documentos de gran valor en la titánica tarea de utilizar a la historia como base para formación de una conciencia de lo nacional, de lo regional y de lo local, se deterioran, se pierden, se mutilan o en el mejor de los casos, permanecen en anaqueles, vitrinas, armarios o bibliotecas; con limitado o ningún acceso para quienes estamos desde y para siempre, animados en el propósito de reconstruir los hechos que para la formación de esa conciencia, son imprescindibles.
Por otra parte, no existe coordinación alguna entre Municipios, Gobernación, Universidad, Academia de la Historia, Biblioteca Nacional, Archivo General de la Nación ni Dirección de Registros y Notarías del Ministerio de Interior y Justicia, para hacer posible una eficaz utilización de los servicios que ellos prestan, del material que ellos tienen y del canje que pueda hacerse mediante convenios.
Por las razones expuestas, se propone formalmente, lo siguiente:
1.      Que este encuentro de Historiadores y Cronistas solicite al ciudadano Gobernador del Estado Guárico la creación del MUSEO DE HISTORIA GUARIQUEÑA con sede en el antiguo HOTEL TERMAL en San Juan de los Morros, cuyos trabajos de reconstrucción están apenas iniciándose, para lo cual se haga el debido estudio de adecuación de la edificación para el nuevo uso.
2.      Que este encuentro solicite del ciudadano Gobernador del Estado Guárico la incorporación del Archivo General del Estado a ese museo y la digitalización de las Gacetas Oficiales.
3.      Que este encuentro solicite al Ciudadano Gobernador del Estado Guárico, la adquisición por parte del Gobierno Regional, de LA GRAN PAPELERIA DEL MUNDO, recopilada por el Doctor Víctor Manuel Ovalles, propiedad de sus herederos, en la cual se encuentra valiosísimo material hemerográfico y bibliográfico sobre el Estado Guárico.
4.      Que este encuentro solicite al Ciudadano Director del Archivo General de la Nación, del Arzobispado de Caracas, de la Biblioteca Nacional y Academia de la Historia, la información básica sobre: Dirección, días y horas de disponibilidad de los servicios, posibilidades de reproducción de material, así como toda otra información sobre los servicios al usuario, a objeto de ponerla a disposición de investigadores.

5.      Que este encuentro curse comunicación a los Alcaldes de los Municipios del Estado Guárico que no tienen CRONISTA OFICIAL, a objeto de solicitar el cumplimiento de la disposición de la LEY ORGÁNICA DE RÉGIMEN MUNICIPAL vigente en este sentido, con la correspondiente elaboración y aprobación de Ordenanza que rija el funcionamiento de la Oficina del Cronista.

DOS PUEBLOS, DOS NOMBRES DOS HOMBRES Y UN SOLO SENTIMIENTO


A San Sebastián  se  viene como viene  ayer,   o se  vuelve, como vuelvo hoy. La vida del San Juan de nuestras luchas, está indisolublemente unida a la vida del San Sebastián de nuestros  inmarditables  amores. Con el mismo  orgullo de nuestro padre por sus  amigos de esta comarca, el bachiller Escobar Lara, el Señor Zamora,   los Flores, los Rodríguez y muchos  otros, con  ese mismo sano orgullo    estamos hoy aquí, contentos de Quito y del Negro, de nuestras  inolvidables secretarias  Lola Azuaje    y Moraima Cedeño,   y agradecidos  por María Teresa, la reina de Agua Viva, capitulo abierto en   una tarde    de coleadera, cuando hundió sus verdes pupilas en las mías,  capítulo cerrado cuando la enterramos    bajo la incontenible lluvia del cielo,  Víctor Pérez, su último marido,  y yo,  su más grande amor, como solía ella decir.
He  vuelto para dar un testimonio de fe en el pasado que nos  une  como personas y como pueblos. La gente anda siempre testimoniando razones de hoy, y fundamentando esperanzas para mañana. Nosotros,   en merecido honor a la indisciplina    que nos  acompaña como sombra, queremos agradecer,   a Dios por el Caramacate,   a Díaz Alfaro, por  éste pueblo y a la vida,   la  oportunidad de tener ayer,  y que en ese ayer    esté sembrado San    Sebastián en el recuerdo,   ese  que nos explica la hora presente y nos permite hacer ejercicios de futuro.
Gracias San Sebastián,  por permitirme un consejero de los kilates de Miguel Ramón, cada semana,   de paso a la infaltable visita a su hermana, dándonos ánimo en la dura batalla de esos días por la cultura. Iba    como maestro y como amigo, con el mal de su cuerpo,  y el bien de  su alma,  ambos en pleno avance, en indetenible avance. Gracias por un director de la talla de    Felipe Santiago, nacido para enseñar. Gracias por permitirme conocer a una mujer de  las  virtudes de Abada,   llamada también Petra, militante  de  las más  justas causas.
Gracias San  Sebastian por esos dos  amigos llamados Ramón y Pedro, dos nombres, dos hombres, dos destinos y un solo sentimiento,  sobre quienes hablaremos  sin fórmula de metodología,  de  ésta manera:   Nace RAMÓN  en San Sebastián y Pedro en San Juan. Ambos el año 21 del siglo que se nos fue sin que nos diéramos cuenta. Pedro en febrero,  el día ocho y Ramón,  en septiembre, el primer día.  Ramón era hijo de Enrique Ziegler Colling y de Vitalia Alvarez González, sansebastianeros, con ascendencia por vía paterna,  de alemanes de la selva Negra. Pedro era hijo de José del Carmen Laya y de Ninfa Torres, calaboceña ella,   apureño posiblemente él. Ramón tuvo tres hermanos: Enrique,   Luís y Eduardo. Pedro no tuvo ninguno al menos biológico y conocido, tal vez por eso llamaba hermano a cada amigo. Ramón  convivió con  los  suyos hasta que hizo camino. Pedro se  vino en  1932  a San Sebastián  con  los  ojos   oscuros, con vista y húmedos, por el abandono del padre,   quien regresó al llano para se  lo tragara.
Pedro y Ramón fueron músicos. No músicos de  oído,   músicos  de  pentagrama y en esa condición integraron la Banda Municipal y fueron alumnos de Marcos Torres,  tío materno de Pedro,  hermano de Juan Vicente,  quien fabricó un  Órgano de tubos que él mismo ejecutaba con singular maestría en  la iglesia de éste  pueblo.
Pedro se  casó en Caracas  con  la Ítalo-Argentina Ester Valdés, pianista, cantante y compositora nacida en Italia. No tuvieron hijos. Adoptaron uno a quien llamaron Pedro y le dieron apellido y oportunidades y quien al parecer    no encontró la  G- para cultivar la virtud que  con  ella comienza. Ramón se  casó con una sansebastianera llamada María Antonieta Aljorna, quien por fortuna todavía vive  para contar  la historia buena de un  amor que retoñó siete veces en  su vientre y una en  el corazón: Eduardo José, Ramón Antonio, Willian Enrique, Vitalia del Carmen, José Vicente, Luís Enrique, María Josefina y Caridad del Carmen Ziegler-Aljorna,   y Pedro Simón García.
Bajo la dirección del maestro Marcos Torres-hijo del otro Marcos Torres, fundador de una Orquesta en Calabozo    con sus doce hijos, Pedro y Ramón integran  la estudiantina del pueblo, mientras  aprenden para la vida,   de  la mano de Miguel Ramón Utrera y de José María Duran, en la Escuela,  "Pedro Aldao". Ramón y Pedro solían hacer largas caminatas por las afueras del pueblo. Recorrían la aldea cantada por Miguel Ramón. Compartían el dulce de riñones, jobos y mamones en los campos cercanos, siguiendo el curso del río. Aquí hicieron vida buena para aprender a vivir.
Pedro estudió en el Colegio Roscio, creado por Arévalo Cedeño en San Juan, en 1938. Fue condiscípulo de Leoncio Corro, Juancho Heredia, Israel Ranuárez y Pedro Díaz Seijas, entre otros. Escribió Díaz Seijas una vez, que Pedro tenía una apabullante personalidad, con madera de lider aún cuando lo acosaba la pobreza    era alegre. A Ramón no le faltó nunca el pan,   pero aún así trabajó desde muy  joven.
Pedro se  fue  a Caracas, estudió    bajo  la dirección  del Maestro V. E. Sojo, llegó a ejecutar nueve  instrumentos. Formó parte  de  la Sinfónica  Venezuela como primer  oboe. Se hizo periodista y prestó servicios en EL HERALDO y  la Revista Biliken,  Fundó  la Revista del Consejo de  la Judicatura, todavía sin  parangón a pesar de haber  transcurrido    mas de  treinta años.
Ramón  se  vino a San  Juan,   no sin  antes  dejar luminosa estela como dirigente cultural en la "Pedro Aldao" y en el periódico escolar "CRISOL". Estudió dibujo y pintura bajo la dirección de Miguel Ramón. Muchas serían sus obras con temas de campo árbol, río, casitas, cielo y luz. Hizo Ramón un imaginario del acto fundacional de San Sebastian,  aquel día de Reyes de 1585.
Pedro funda en Caracas,   con  su esposa,   un grupo Infantil.  El piano  es el único patrimonio material de ambos,  y la vieja máquinita Remintong de él el medio para decir su palabra    en periódicos y revistas. El 20 de  junio de  1953,   salió por primera vez  el programa  “BAMBILANDIA”,   por Televisa, canal 4 en los días iniciales del gran invento de  la visión  a distancia, imagen y sonido juntos en mágico viaje. EI mejor programa infantil de  la Televisión  venezolana en más de medio siglo. Pedro publicó el ÁLBUM DE ORO DE BAMBILANDIA,   cuando cumplió dos  años y cuando llegó a    doce  años, Un ejemplar de éste último está en la biblioteca del Museo ANDRES RODRÍGUEZ.
Ramón Antonio dejó huella profunda en su gratuita    escuelita de música. Se  va a San Juan  luego de haber  sido secretario del Concejo Municipal y de  incorporarse  a  la Cofradía de  la Caridad,   en  1943.  en  1945  se  incorpora a la Orquesta SIBONEY,   junto a músicos como Néstor Acosta, Julio Manuel Martínez, Jesús y José Torrealba    y Antonio Scott, entre  otros. Trabaja como radiotécnico en CASA CAMACARO y funda su taller CASA DEL RADIO, en un local de la casa que fue del carpintero Rafael Alayón,  al lado de  la casita donde había nacido Pedro    Moisés,   cerca de  la Antigua Lagunita, Plaza del Magisterio para entonces,  y Plaza de  LOS SAMANES  hoy.
Pedro viajó a Europa. Vivió en Luxemburgo y en  Florencia. Cosechó triunfos y asimiló la ingratitud,   el mal de  los huesos de su esposa,   y su propio mal,  corazón y pulmones debilitados por trasnocho y cigarrillo. En un Hospital de Italia,   le fue diagnosticada DISTROFIA MUSCULAR. El mal le  llegó a la Médula. Había perdido la vista. escribió cartas conmovedoras a su compadre y amigo Ramón Antonio, Pedro Murió pobre,   en Stazzaro, Alessandría, Italia, soñando en los dos pueblos de  su vida. Cerró los ojos el 24 de  octubre de 1982.
RAMON ANTONIO siguió leyendo, recordando y escribiendo. Con  su noble  esposa iba al mercado.  Escribió y publicó sobre  la historia de  ambos pueblos. Clarificó el error repetido hasta entonces sobre  la fundación de San Juan de los Morros, desterrando convincentemente  el nombre de  LUIS XIMENEZ DE ROJAS, como fundador de San  Juan, pueblo de  formación  espontánea. Expuso sus  obras, jamás  comercializadas. Pintaba por amor al arte y las regalaba. Es  autor del Escudo de San  Sebastián. Crió y educó a sus hijos  bajo el signo de  la honestidad traducida en humildad, honradez y servicio Público. Fue Co-fundador del Cuerpo de Bomberos  de  la ciudad  de  los Morros  y entusiasta cursillista de cristiandad. Recibió diplomas y condecoraciones aquí y allá, como buen hijo de ambos pueblos. Al final, le fallaban las piernas, pero jamás la memoria. Murió en Caracas, el     de    del año.
Estas palabras no son precisamente dos historias de vida,   sino dos vidas   de dos Hombres  en  la vida de dos  pueblos, con un  inmenso amor de ambos por ambos, Dos pueblos,  dos ríos, dos sueños, dos maneras de vivir y de morir, dos recuerdos que   guardamos de  dos  amigos  a quienes  amamos y seguimos amando en toda la pródiga grandeza de amor de varones. Y,   para homenajear  a PEDRO    MOISÉS LAYATORRES Y A RAMÓN AMTONIO ZIEGLER, tomemos prestadas las palabras de uno de ellos, Pedro Moisés,  en acto homenaje  a Don Andrés Rodríguez  en  1974. Dijo Pedro entonces:
"La comprensión de  la pobreza hace al hombre de corazón humilde, de humildad perfecta, capaz de levantar su inteligencia para al­canzar el secreto profundo de la dignidad estoica: Contentarse con lo que se tiene restringiéndose en sus propias necesidades.
Hablaba Pedro ese día del barbero, médico, carpintero, músico, dentista y escultor llamado Andrés Rodríguez Ramírez, pero hablaba también sin proponérselo,   de  su    entrañable  amigo, presente  en el acto, RAMÓN ANTONIO ZIEGLER,  y hablaba también Pedro de  si mismo,  de su pobreza prefecta por digna.


San Sebastián de los Reyes 22 de  junio del 2007

VIDAS PARALELAS

Pieretti



Ranuárez



Torrealba





La muerte del Doctor Rafael Vicente Pieretti el sábado cuatro de diciembre del año 2004, nos llevó a relacionar su vida y su obra con la del sabio José Francisco Torrealba y con la de nuestro padre, el Doctor Israel Ranuárez Balza.
Desde la ventana de nuestro rancho, viendo la fascinante silueta del cerro Pariapán establecimos puntos coincidentes en esas tres vidas en un asombroso paralelismo.
Cinco apóstoles tuvo la medicina en el Valle de los Morros: José Francisco Torrealba, Tulio Pineda, Rafael Vicente Pieretti, Israel Ranuárez Balza y Santiago Mujica Neira. Los cuatro primeros se fueron en el medio del dolor de un pueblo que los valoró en toda la dimensión de sus virtudes y conocimientos. Mujica sigue dando luces.
De esos cinco apóstoles de la Medicina, tres ofrecen aspectos comunes que creemos necesario destacar:
Torrealba nace en Santa María de Ipire (1896), entonces municipio del extinto Distrito Zaraza del Estado Guárico. Ranuárez nace en Zaraza (1922), pueblo del Oriente del Guárico, el mismo año que Torrealba recibe el título de Doctor en Ciencias Médicas.
Pieretti nace en Puerto Píritu, pueblo del Oriente de Venezuela (1916) y se gradúa también en la Universidad Central situada entonces en la esquina de San Francisco. Los tres tuvieron entre sus maestros al Doctor Pepe Izquierdo, quien mantuvo con ellos amistad hasta su muerte. Izquierdo en gesto que Pieretti no olvidó nunca, atendió a Doña Friné cuando nació la hija mayor, Friné de los Ángeles. Ranuárez recibía cartas de su Maestro General López Contreras a Nueva York (1952), increpándole por los saqueos a los bienes del General Juan Vicente Gómez. Izquierdo visitó a Torrealba y Torrealba en su obra escrita lo nombra con elevado sentimiento de gratitud.
DIOS
Los tres Apóstoles de la Medicina eran hombres de fe. Pieretti no olvidó nunca a los Salecianos que profundizaron la fe cristiana que ya Doña Blanca y Don Rafael, sus padres, le habían enseñado. Ranuárez fue cursillista de cristianidad, mantuvo consulta gratuita en la Iglesia de LA MORERA a pedimento del padre Antonio Abella, su gran amigo y en sus días de estudiante en el viejo Colegio Roscio, tuvo cercanía con el padre Timoteo García, español que dictaba clases de Latín y Raíces Griegas. Pieretti mantuvo amistad estrecha con el Padre Timoteo, quien fue compadre. Cuando el prelado murió, el Doctor Pieretti cedió parte de su panteón familiar donde hoy reposan los restos suyos y los de sus padres. Al lado del padre Timoteo.
Torrealba, Pieretti y Ranuárez, escogieron a San Juan de los Morros para entregar sus mejores esfuerzos y sus conocimientos al ejercicio de la Profesión con desprendimiento, ética y pasión creadora. Torrealba llegó en 1942, Pierettti en 1943 y Ranuárez en 1949. Los tres murieron en Caracas y los tres están sepultados en el Cementerio de San Miguel Arcángel. La década del cuarenta los recibe, en años distintos, para unir sus vidas por invisibles lazos de asombrosas coincidencias.
Torrealba era enemigo jurado de protocolos, vestía de kaki, usaba pantuflas y nada le importó su paciencia personal aunque si el cumplimiento de las normas de higiene. Pieretti usaba pantalón de kaki y camisas manga corta, al igual que Ranuárez. Usaban traje oscuro en ocasiones especiales y pasado el momento del acto social o cultural, se quitaban corbata y saco. No eran dados a homenajes y sus vidas estuvieron signadas por la humildad. Amaron entrañablemente a sus familias. Torrealba tuvo doce hijos, Pieretti seis y Ranuárez seis. Enseñaron a los suyos a vivir con decencia, honestidad y decoro. Ajenos fueron al bullicio, lejanos se mantuvieron del chisme y la murmuración.
Torrealba disfrutaba viendo al Morro y lo menciona varias veces en sus escritos. “ El interrogante y espléndido paisaje de los Morros”, dice en su CANTO DE GUACABAS (La esfera, 10 de marzo de 1959). Pieretti lo contemplaba y lo pintó en cuadros que regaló a familiares y amigos. Uno de ellos, lo guarda celosamente Blanca de Gimón, maestra fundadora del Grupo Escolar REPÚBLICA DEL BRASIL, donde estudiaron hijos de Torrealba, hijos de Pieretti y dos de los hijos de Ranuárez. Ranuárez se sentaba cada tarde en el jardín de su casa de la calle Ribas, frente a la de Torrealba, a contemplar el Morro mientras el sol se despedía, en un ritual reconfortante que le devolvía las energías tras la diaria agotadora jornada de médico de pobres, como Pieretti, como Torrealba.
Torrealba tuvo gemelos –José Ramón y Nicolás-, ahijados de Pieretti. Pieretti t uvo gemelos –Blanca y Francisco José- ahijados de Ranuárez. Ranuárez tuvo gemelos –Israel José y José Israel. Ranuárez nació y murió en diciembre (12 y 10), Pieretti nació y murió en diciembre (31 y 4). Toreralba fue Presidente del Concejo Municipal de Zaraza (1929) y Ranuárez presidió el de San Juan de los Morros (1974).
Torrealba tuvo hijos aficionados a la cría de gallos de pelea: Rafael Tereso y  José Ramón. Pieretti fue gallero reconocido. Ranuárez era hijo de un gran gallero, Don Pedro Ranuárez, nacido en San José de Unare y quien cuidó gallos del General Gómez.
Torrealba paseaba a caballo por las calles de San Juan de los Morros antes de adquirir un Pontiac 1953. En su casa no faltó nunca un burro de silla. Ranuárez tuvo siempre un caballo para pasear en su pequeño fundo de Tiznados, donde tenía también un burro muy manso que se ensillaba apenas llegábamos. Pieretti tuvo una yegua para sus paseos por LA COROMOTO, pequeño fundo entre San Juan de los Morros y San Sebastián de los Reyes. Tuvo también un burro para pasear a los hijos y nietos. Mientras al noble animal lo cazaban para dar de comer a los leones y tigres de los circos y zoológicos, Torrealba, Pieretti y Ranuárez los protegían y elogiaban en su tradicional presencia como medio de transporte y de carga antes de la llegada del automóvil.
Pedro Tovar su cuñado, paseaba todas las tardes a Torrealba por la carretera que une a San Juan y San Sebastián de los Reyes. Pieretti adquirió terreno a orillas de esa carretera y allí fundó su templo a la naturaleza. Ranuárez iba con frecuencia a San Sebastián y allí compartía con el Maestro Escobar Lara, descendiente del Teniente de Justicia de San Juan, Don Alfonso Escobar y Lara. Escobar era gallero, amigo de Pieretti y de Torrealba.
Torrealba, Pieretti y Ranuárez, juraron seguir la senda de Hipócrates. Lo hicieron bien y fielmente. Los tres fueron alérgicos a los Hipócritas y los mantuvieron a raya. Los tres admiraron al teólogo, filósofo y médico nacido a orillas del Lago Constanza en 1733: Francisco Antonio Mesmer, autor de la teoría sobre la influencia del hombre sobre el hombre cuando se rompe el equilibrio de la armonía de las criaturas, cuando aparece la enfermedad, cuando se interrumpe la sucesión rítmica del flujo y del reflujo, la teoría que orientaría a la Psicología y a la Psiquiatría, fundamentada en la existencia en el ser humano de un impulso eterno, instintivo y vital de apartar lo morboso de sí, en una fuerza salvadora que no es más que la apetencia de salud.
Torrealba, Pieretti y Ranuárez concibieron al acto médico como un acto humano de inspiración divina, creyeron en los efectos destructivos de las alteraciones psicológicas sobre el funcionamiento del cuerpo y de allí que Torrealba y Pieretti como clínicos trataban de llegar a el origen de muchos males propios de la sociedad contemporánea. Ranuárez, por su parte, estudió Sicopatología. Los tres apóstoles de la Medicina habían leído a Stephan Zweig, magnífico narrador de la vida del médico Vienés quien “en sus tiempos de inmensa gloria no se mostró nunca insolente o fanfarrón, y ahora, viejo y olvidado, lo hallamos modesto, magnánimo y saturado de estoica sabiduría”.
Los tres, Torrealba, Pieretti y Ranuárez, vivieron con la riqueza de su conocimiento para regalarlo a cada paso y con el tesoro de sus convicciones, para aplicar a sus vidas, para ser felices y hacer felices, aún en medio de las asechanzas, las traiciones y las malidecencias. Que no lograron mellar a esos espíritus superiores cuya palabra como la de todos los elegidos para adelantarse a su tiempo, cobra y cobrarán vigencia cada vez más.
Torrealba, Pieretti y Ranuárez: tres portentos de Dignidad. Tres vidas paralelas.

miércoles, 5 de abril de 2017

El Jardín de las Espérides


Celebramos ese día -mayo 26 del 2005-, los doscientos veinticinco años de la creación  de la Parroquia Eclesiástica SAN JUAN BAUTISTA DE LOS MORROS. El sol de media mañana se colaba entre los árboles de la Plaza de Bolívar.  La ceremonia tuvo mucho de grande por ese discurso contentivo de una magistral lección de Morrología,  con opinión ajena hecha suya,  con palabra muy suya hecha nuestra, en lenguaje propio y apropiado.  El poeta citó impresiones de poetas, científicos, pintores y viajeros de anteayer y de ayer,  sobre los centinelas de piedra que custodian al Valle,  llamado Paurario por los desnudos de cuerpo y de alma que lo habitaron antes de la llegada del conquistador.

El Doctor Adolfo Rodríguez,  llanerólogo de sueños cumplidos,  nos llevó de la realidad al mito y del mito a la magia.  Ese discurso movió y conmovió.  Dióle por título “San Juan de los Morros, El Jardín de las Esperides” y eso fue suficiente para llevarnos a la Poética insolitez de los griegos precristianos:  Heracles, el super héroe llamado Hércules por los romanos, el más antiguo de todos,  venerado desde ocho siglos AdC, el hijo de Zeus, el de la lujuria insaciable,  llevado a la locura por Hera, rescatado de la pira por su padre para llevarlo al cielo, ganando entre todos los héroes de la mitología, la ansiada inmortalidad.

Administrados,  legisladores y administradores,  absortos.  Jamás nadie había hablado así en la comarca.  El  constructo bien hilvanado con los recursos de la miticidad satisfizo a plenitud.  Cuando el poeta- Historiador pedagogo llamado Adolfo,  hijo de la tierra del Ipire nombró a las hijas de Atlas que custodiaban las manzanas robadas por Herácles luego de matar al dragón que las custodiaba,  pensamos en una de esas manzanas,  la robada por Eris y arrojada sobre las diosas.  Remontados y transportados nos dijimos Ojala, quieran los dioses de este Olimpo nuestro pétreo y negriazuli,  nunca esa manzana aparezca en este valle,  para  que reine en él, la concordia que de la paz,  la paz que queremos y merecemos sus hijos.


Ese discurso se publica para que llegue,  se conozca y surta sus efectos en términos de querencia.  Para que se difundan conceptos, juicios, opiniones, pareceres y sentimientos que se han emitido y expresado a lo largo de dos siglos sobre el murallón basáltico que alimento nuestras pupilas de niño desde la subida del viejo mercado,  los morros de San Juan , esos tanto amados por Mieres, Pieretti, Torrealba, Bándres  y Mirabal,  esos que tanto amamos con pasión  infinita, junto al autor del inolvidable discurso, Alí Almeida ,  Victoria Lapenta, Elisa Pineda, y nosotros. Así es, Así sea, Así será.