viernes, 14 de abril de 2017

PARTIÓ RAFAEL TORTOLERO CRONISTA DEL GERIATRICO.






Rafael Augusto Tortolero era su nombre.
Vio la luz del mundo en Montalbán, Carabobo  el 5 de septiembre de 1927.
Prestó servicios  en el antiguo Ministerio de Obras Publicas, en el Departamento de Mecánica Pesada. Un accidente limitó su locomoción  y desde julio de 1985, por voluntad y decisión  propia ingresó  a la Unidad Geriátrica y Gerontológica  Dr. Francisco Lazo Martí de San Juan de los Morros, institución promovida por el comerciante Do José Castillo Toro, y hecha realidad gracias al empeño y tesón de un comité coordinado por Castillo e integrado por Don Ángel del Corral, Don Vicente Ramos y otras personalidades, con gran apoyo de la cámara de comercio presidida por el calaboceño Rogelio Pérez Hernández.
La institución en la cual vivió Tortolero 32 años, ha tenido varios nombres: Asilo, hogar Geriátrico, siempre con el   médico y poeta calaboceño Francisco Lazo Mart como epónimo..
Tortolero era el residente más antiguo en la institución. Destacó por su espíritu emprendedor, solidario y su sentido de pertenencia. Su pasión por la historia  lo llevó a ser Cronista  ad-honoren. Muchas veces compartimos  con ese caballero ejemplar, horas de conversa  sobre los más variados temas.
Fue un gran lector, con prodiga memoria. Jamas  le escuchamos queja alguna a pesar de su vida  anclado en una silla de ruedas. Le obsequiamos fotografías  que guardaba con celo, entre ellas, la inauguración del Geriátrico por el Gobernador Fernando Alvarado Guzmán en 1968.
Hace unos días fuimos a esa institución  a conversar con los residentes sobre el epónimo, Tortolero tomo la palabra, con su verbo fácil, pausado, respetuoso. Se refirió a nosotros, para nuestra intima satisfacción. Fue la última vez que lo vimos. Siempre ídem, sonrisa breve, mirada limpia, gesto cordial, sin amarguras en el alma, un ejemplo para tanta gente joven que se rinde, reniega, se entrega, dice, desdice y maldice.
Tortolero se fue de cuerpo, su recuerdo se quedó en quienes le conocimos en toda la entrega de su corazón bueno. Cuando se escriba completa la historia de vida Institucional, Rafael Augusto tendrá página escrita en letras de oro.

Ayer volví al geriátrico. Juan Germán Roscio fue el personaje escogido por ellos para nuestro encuentro. Una tristeza infinita invadió nuestra alma al no verlo, no escucharlo. Nos queda aquí, para siempre. Justo aquí.

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