Rafael Augusto
Tortolero era su nombre.
Vio la luz del mundo en
Montalbán, Carabobo el 5 de septiembre
de 1927.
Prestó servicios en el antiguo Ministerio de Obras Publicas,
en el Departamento de Mecánica Pesada. Un accidente limitó su locomoción y desde julio de 1985, por voluntad y
decisión propia ingresó a la Unidad Geriátrica y Gerontológica Dr. Francisco Lazo Martí de San Juan de los
Morros, institución promovida por el comerciante Do José Castillo Toro, y hecha
realidad gracias al empeño y tesón de un comité coordinado por Castillo e
integrado por Don Ángel del Corral, Don Vicente Ramos y otras personalidades,
con gran apoyo de la cámara de comercio presidida por el calaboceño Rogelio Pérez
Hernández.
La institución en la
cual vivió Tortolero 32 años, ha tenido varios nombres: Asilo, hogar Geriátrico,
siempre con el médico y poeta calaboceño Francisco Lazo Mart
como epónimo..
Tortolero era el
residente más antiguo en la institución. Destacó por su espíritu emprendedor,
solidario y su sentido de pertenencia. Su pasión por la historia lo llevó a ser Cronista ad-honoren. Muchas veces compartimos con ese caballero ejemplar, horas de
conversa sobre los más variados temas.
Fue un gran lector, con
prodiga memoria. Jamas le escuchamos
queja alguna a pesar de su vida anclado
en una silla de ruedas. Le obsequiamos fotografías que guardaba con celo, entre ellas, la
inauguración del Geriátrico por el Gobernador Fernando Alvarado Guzmán en 1968.
Hace unos días fuimos a
esa institución a conversar con los
residentes sobre el epónimo, Tortolero tomo la palabra, con su verbo fácil,
pausado, respetuoso. Se refirió a nosotros, para nuestra intima satisfacción. Fue
la última vez que lo vimos. Siempre ídem, sonrisa breve, mirada limpia, gesto
cordial, sin amarguras en el alma, un ejemplo para tanta gente joven que se
rinde, reniega, se entrega, dice, desdice y maldice.
Tortolero se fue de
cuerpo, su recuerdo se quedó en quienes le conocimos en toda la entrega de su
corazón bueno. Cuando se escriba completa la historia de vida Institucional,
Rafael Augusto tendrá página escrita en letras de oro.
Ayer volví al
geriátrico. Juan Germán Roscio fue el personaje escogido por ellos para nuestro
encuentro. Una tristeza infinita invadió nuestra alma al no verlo, no
escucharlo. Nos queda aquí, para siempre. Justo aquí.
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